Sorprendentemente, las estadísticas dicen que alrededor de la mitad de los matrimonios se separan en Chile.
Novedad, no es, pero sí resulta paradójico que al mirar el 50% restante, se podría suponer que se trata de parejas que se entienden medianamente, pero no, no es así.
Ampliamente se conocen no pocos casos de personas que comparten techo, pero no vida de pareja, ni siquiera de amigos, en que francamente la convivencia es tormentosa y en que los niveles de violencia ejercida por quien tiene el poder superan los de cualquier descripción clásica del problema.
Y qué se hace frente a esa forma de vivir? hay varias, entre ellas, la más común entre muchas escuchadas es sobrevivir, que es como nadar en medio de un mar tormentoso todos los días, esperando que algún día llegue la calma, pero no se detiene su furia y ni siquiera se avista la isla con palmeras donde encontrar la ansiada paz…
Otra manera es aferrarse… a un trabajo que distraiga, a los hijos, a los amigos, a ese “algo” que haga olvidar por un rato, ya sea benéfico o no para la persona y su entorno, que desde afuera venga a llenar lo que nadie puede cubrir; al final la pena y el desgaste igual están presentes al poner la cabeza en la almohada.
También otra alternativa recurrente y terrible es enfermarse, somatizando desde el alma al cuerpo, a través del órgano más débil, “hablando” de lo que se lleva adentro, como un grito de auxilio diciendo “no puedo más”… incluso se puede llegar a la muerte si lo comprometido es un órgano vital…
Aún hay más maneras; tomar la mochila y partir, con todo el dolor de emprender vida sin rumbo fijo, pero saliendo del infierno con tal de empezar de nuevo, sabiendo, o tal vez soñando, que puede que, en algún rincón del mundo, se puede ser un poco más feliz…
Descritas aparecen muchas historias de quienes dejaron todo, que partieron desde la nada y que lo lograron, con un costo tremendo para todos los implicados, en especial para los hijos; quien haya estado ahí lo sabe, pues se construye desde la inestabilidad misma y en la raíz aparece habitualmente que alguien luchó sólo por sus intereses personales, exponiendo a todos….
Pero también existen personas que contando con apoyo familiar y afectivo pudieron revertir el tema y encontrar una vida diferente, construyendo paz, con muchos esfuerzos sí, pero que al final del viaje pudieron decir “al modo mío”, saliendo de las estructuras clásicas en que se espera que el aguante sea el tema, cuando la fuerza presente siempre estuvo, sólo que tal vez puesta donde no debía ni valía la pena…..
Al escuchar tantos testimonios cercanos, no queda más que compartirlos, para que tengan sentido, y sea posible el encontrar nuevos caminos, sin saber con certeza cuál es la receta, pero siempre sorprende el hecho de que al final, por alguna razón misteriosa, como siempre, las personas construyen a su medida las soluciones a sus problemas.
Y claramente, muchas veces se observa que pasado un tiempo, las personas pueden llegar a entenderse, sólo que para eso, se requiere salir de sí y los intereses personales….. y eso…. es otro tema…..